jueves, 20 de abril de 2017

Era así...

Cuando ella lo besaba...el la miraba con esa mirada penetrante y oscura, como si fuera a robarle el alma de un suspiro. Si la luna y el toro pudieran amigarse en lugar de compartir ese amor desenfrenado que los impulsa a la muerte, las cosas serían diferentes. Era así...de pronto, como se van las piernas lejos del cuero , mientras el paisano carnea y separa la carne de la grasa...así eran sus besos. Cuando ella lo besaba, sus besos lo separaban. Separaban su grasa de su sangre, de su piel, de su alma, lejos de su espíritu, y, amarrocando emociones, ¡se iba!...dejándolo solo, valga la redundancia. Cuando la besaba, sus besos los armaban. Desarmándolos primero, carnéandolos. Ponían sus besos y el ternero inocente, boca abajo, dejaba hasta la última gota de su joven sangre...así eran sus besos.

2 comentarios: