miércoles, 5 de octubre de 2016

Expiró

¿Dónde están las putas?, pregunta Juanjo, y la pregunta queda sin respuesta. Se sube al patrullero, esa fría noche de otoño, y le repite la pregunta a su compañero. Entonces, arranca el motor y salen a dar vueltas por la ruta, con otros tres compañeros que estaban en el asiento trasero del vehículo. 
En eso ven a lo lejos una niña maquillada como una mujer, con un escote pronunciado y una falda demasiado corta para un clima tan frío como el que había en ese momento. Estaba cansada, se le notaban las ojeras, el rimmel corrido, producto de algunas lágrimas provocadas por el frío o el maltrato. Pero la noche había estado bastante floja. Los policías le hacían señas. Decidió hacer unos pesos más, para que su patrón no la rete. Se subió al patrullero tiritando de frío.

Juanjo y sus amigos, empezaron a besarla, mientras ella sólo fingía sentir placer. Después de usarla y divertirse un rato, le ofrecieron un poco de cocaína. Ella aspiró una línea para sentir que no sentía. Ellos siguieron entreteniéndose con sus pechos y su entrepierna. Hasta que empezó a convulsionar, y no de placer. Viendo los efectivos que no respondía ya a nada, la pensaron muerta. Y Juanjo, desesperado, trató de reanimarla, y en un arrebato de cordura, pensó en su hija de 14 años. Horrorizado al darse cuenta de lo que habían hecho, simplemente la dejó entre la hierba del costado del camino. Sus amigos, acostumbrados a tales hazañas, le dijeron:- ¿querés volver a ver a tu familia?, grabale "puta" en el lomo. Juanjo se dio cuenta de que hablaban enserio, tomó una navaja, y mientras lloraba de impotencia, grabó cada letra de la infame palabra. Luego la puta expiró.